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Mostrando las entradas de agosto, 2016

Algunas personas son como huracanes

Por: Ana M. Díaz López       Se me ocurre que han existido personas en nuestras vidas que han sido como huracanes; en unas cuantas horas, se han llevado todo, hasta nuestra vida  si no la teníamos bien amarrada. Así son los huracanes,  arrasan con todo lo que  encuentran a su paso.  Cuando estos “huracanes” pasan, nos dejan un mar de escombros con los cuales debemos lidiar.      En más de una ocasión alguien a quien hemos amado (o amamos todavía), ha pasado como un huracán y nos ha dejado hechos un desastre. Hay personas que tuvieron tan poco corazón alguna vez para pasar como un huracán sobre nuestros sueños, nuestros espacios, hicieron que soltáramos los sentimientos que teníamos protegidos, porque nos convencieron de que los días serían soleados y que siempre serían así. Nos hicieron pensar que las lluvias eran normales, pero que el sol siempre saldría y así, bajamos la guardia y olvidamos protegernos.     ...

No siempre se puede arrancar la página

Por: Ana M. Díaz López      Si todo fuera tan fácil como arrancar una página y seguir, pero no es así. Nos pasan situaciones con las cuales tenemos que lidiar sin opción a huir: con miedo, con llanto, con coraje, con impotencia, con ganas de salir corriendo y tirarlo todo por la borda, pero ante algunos desagradables momentos, hay que dar cara, no es tan fácil como arrancar una página.      Acompañados a estos momentos, aparecen los mejores consejos y para todo el mundo es tan fácil decir: “Ay, olvídate de eso”;  pero no, NO PODEMOS, a veces, simplemente, no se puede, ¿sabes por qué?, porque son situaciones que tienen consecuencias  o porque nos provocan miedo o porque nos sentimos atados o porque suceden en nuestro trabajo o con familiares y no, no se puede; no podemos arrancar la página y seguir.       Como no se puede arrancar la página, nos toca enfrentar la situación. Es aquí donde descubrimos qué tan fuerte so...

Pesimismo... tristeza... no sé

Por: Ana M. Díaz López Hay momentos en la vida en los que, por más  positivos seamos, nos derrumbamos.  El pesimismo nos arropa y atraemos, como un imán, una avalancha de pensamientos negativos que terminan por romper las cadenas que nos protegen de la tristeza. Sucumbimos a esto y un nudo se nos teje en la garganta, en el pecho, en el alma… y lloramos. Describo estos instantes con lo único que puedo hacerlos visibles, con poesía. Pesimismo… tristeza… no sé Se nos escapan los minutos, los segundos… la vida. Los pensamientos nos consumen, nos drenan. Se nos vuelve el rostro a los vacíos que nos cubren los huesos y lloramos. Se nos escapan las horas en un tono melancólico… y pretendemos que las lágrimas resuelvan el asunto. Escondemos los ojos en la almohada y el llanto crece. Te calmas y vuelves y piensas y te hundes; y hundes a tu calma y piensas. Llorar de nada sirve. Pensar de nada sirve. Los problemas permanecen....

Siempre existen dos lados

Por: Ana M. Díaz López      No importa cuán delicada y frágil sea una situación, siempre existen dos lados, dos historias enteramente válidas y creíbles que explican una realidad. Existen dos versiones que el sentimiento y las lágrimas de las personas involucradas podrían contarte. Existen dos o más corazones lastimados por un evento que solo es visible a través del cristal con el cual elijamos mirar. La realidad es que cuando ocurre un desagradable suceso en el que dos o más personas salen lastimadas, casi siempre, ambas personas tienen parte de la culpa.      La falta de empatía, el orgullo y los juegos mentales que nos dicen que tenemos la razón, se convierten en la raíz de un problema que con una disculpa mutua podría resolverse. Todo esto se debe a que nadie quiere asumir la responsabilidad de su culpa ante una situación. Creemos que tenemos razón y preferimos ser víctimas (sí, víctimas, aunque no nos guste la palabra). ¿Sabes por qué? Porq...