Tolerancia... practícala
Por: Ana M. Díaz López
“Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando
nos damos cuenta que solo tenemos una”.
Mario Andrade
Lealtad con uno mismo
En ocasiones, queremos tanto que
los eventos ocurran tal y como queremos, que las situaciones se resuelvan a la
hora, tiempo y lugar que elegimos que, cuando no ocurren así, nos provocan:
coraje, decepción, tristeza, ansiedad y, en ocasiones, una sensación de
impotencia impresionante.
Tardamos mucho en aceptar que
las personas no actúan como nosotros lo haríamos en iguales circunstancias, nos
choca que alguien no intente resolver situaciones a nuestra forma y, cuando
intentamos que se hagan a nuestra manera, hasta mal quedamos en el asunto.
Tardamos mucho en aceptar que solo podemos controlar la manera en la que
actuamos y no cómo actúan el resto de las personas. Tardamos mucho en aceptar
que los eventos no ocurran según las expectativas que teníamos y caemos en
crisis. Tardamos mucho en entender que todos los seres humanos son diferentes y
que nos tocará ser tolerantes.
Sí, nos toca ser tolerantes. Si
tardamos en aprender esto, estaremos inmersos en un mar de sentimientos
negativos como los que mencioné al inicio porque, en la mayoría de las ocasiones,
los eventos no ocurrirán como esperamos. Nos toca tolerar, que no es otra cosa
que aceptar respetuosamente que las personas tienen sus opiniones, su manera de
enfrentar las situaciones y de enfrentar la vida. Nos toca tolerar que la
realidad, a veces, nos dé una bofetada cuando la presentación salió mal porque
se dañó la computadora o cuando estuviste tres horas en tu cita, para que tu
médico tuviera una emergencia, se fuera y no pudiera atenderte, cuando
esperabas que tu pareja hiciera algo y no lo hizo, cuando tenías que llegar
temprano a algún lugar y el tráfico provocado por un accidente te lo impidió…
Nos toca tolerar y aceptar que existen personas y eventos que simplemente no
podemos controlar, lo único que podemos controlar es cómo actuamos ante estos
eventos y ante estas personas; pero, en vez de tener autocontrol y ser
tolerantes, preferimos echar unas cuantas maldiciones que no van a lograr que
un auto se mueva más rápido o que el médico te atienda luego de la emergencia
que lo obligó a salir de la oficina.
¿Por qué malgastar el tiempo que
nos regala la vida en situaciones o personas que no podemos cambiar? Existen
situaciones y opiniones que podemos cambiar, pero en los casos en los que esto
no sea posible, simplemente, debemos aceptar que hay cosas que no podemos
cambiar. Es normal que nos sintamos
fatal, lo que no es normal es que pasen los días, las semanas, los meses y no superemos
la tristeza o el coraje que algunas de estas situaciones provocaron porque,
repito, ALGUNAS SITUACIONES NO ESTÁN BAJO NUESTRO CONTROL. En la medida en la
que toleremos la realidad, llevaremos una vida más tranquila y sin tanto drama.
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