La vida nos endurece


Por: Ana M. Díaz López

     Tengo la certeza de que todas las personas quisiéramos tener el corazón que teníamos antes, ese que no había sido lastimado, ni estrujado por nadie. Cuando mi primer novio y yo rompimos, me dolió mucho. Perdí el apetito, bajé de peso y hasta traté de “terminar la fiesta en paz”, como dirían por ahí, porque tenía que ser madura y no sé qué rayos más, pero fue tan difícil, realmente, no pude ser su… su, bueno, una persona que lo tratara cordialmente hasta muchos años después. Después de esa relación, tuve otras y cuando terminaban, dolían, pero no como ese primer rompimiento. Recuerdo que le pregunté a mami: “¿Por qué el primer amor duele más?”, ella me dijo: “Lo que pasa es que tu corazón está limpio, nunca ha sufrido, no sabías lo que era ese tipo de dolor hasta ese momento, por eso te duele más”.

     Ahora, muchos años después y partiendo de esta respuesta puedo decir que la vida nos provee nuevas experiencias que se convierten en enseñanzas, enseñanzas que se convierten en armas para sobrellevar algunas situaciones similares que nos toca vivir,  enseñanzas que para bien o para mal, nos endurecen el corazón. No me refiero a que no volveremos a enamorarnos o algo así, hablo de que ahora nos convertimos en personas más precavidas, por ejemplo, no nos creemos cualquier cuentito porque ya alguien lo utilizó anteriormente y, aunque, en ocasiones nos los creemos, es más por decisión que por ingenuidad.

     Ahora no dejas de comer luego del rompimiento, pues como sabes que el hambre se te irá, tratas de comer y ya. Como sabes que te vas a desvelar, compras pastillas para dormir y ya, y, siempre viene esa estúpida sensación de que nunca en la vida conocerás a alguien más, entonces, vas te pones las mejores telas, sonríes como mejor puedes, vas a cualquier lugar y te percatas que llamas la atención de más de una persona; te das cuenta de que el hecho de que no conocerás a alguien más es solo eso, una estúpida sensación.

     El endurecernos duele, crecer  duele, aprender duele.  Imagino que me dolía la mano cuando empecé a escribir o que me dolían las piernitas cuando aprendí a caminar y por eso quería que me cargaran, imagino que me di algunos golpes cuando aprendí a correr bicicleta sin las rueditas de apoyo, recuerdo muchos regaños de mi padre mientras me enseñaba a conducir, si eso duele, imagínate cuánto duele endurecernos emocionalmente, crecer emocionalmente.  

     Lo importante es utilizar todo ese dolor a nuestro favor, aprender de él y no descargarlo en alguien más, pues, a veces somos tan egoístas, que no nos percatamos que nosotros somos o fuimos también la causa del dolor de alguien más. La vida nos endurece para hacernos más fuertes ante la adversidad, procura endurecerte sin que tus acciones sigan endureciendo a alguien más, pues ya sabes cuánto duele.

       Cada nueva experiencia de dolor es difícil porque es nueva, aprovéchala para crecer.

   
Derechos reservados ©
Si utilizará algún fragmento de este texto para alguna tarea académica, favor de citar a la autora.
Prohibido el uso de este texto para cualquier fin lucrativo.

adiazlopez16@gmail.com
delavidatecuento.blogspot.com


Facebook: De la vida te cuento


Comentarios

  1. Con el tiempo te das cuenta de que la vida no termina con una mala experiencia. De esas experiencias aprendemos a enfrentar la vida de una manera diferente, con mas confianza en uno mismo, con mas fuerzas y mas empeño. De eso se trata la vida, hay que sobreponerse y seguir hacia adelante!! Excelente escrito!!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Somos enanos emocionales

Envejecer en la era digital

¿Quién eres?