Llegar a acuerdos
Por: Ana M. Díaz López
La vida está hecha de situaciones en las que tus aptitudes para resolver problemas se ponen a prueba. ¿Cómo sabrás cuál reacción debes mostrar ante alguna situación? Realmente, es una pregunta retórica, no lo sabes, solo debes tomar de la mano las experiencias y partiendo de lo que te ha funcionado anteriormente y de lo que sabes te hubiera funcionado, entonces actuar. Aun así, ni siquiera sabrás si acertaste en cómo actuaste porque la realidad del caso es que eso dependerá del receptor. Si te topas con un receptor respetuoso, que haya tenido experiencias similares a las tuyas o que tenga mucho autocontrol de sus emociones, tendrás suerte, porque es muy probable que surja un diálogo respetuoso y la situación se solucione. Ahora bien, si te topas con una persona con poco autocontrol de sus emociones, prepotente y que sólo quiera discutir sin llegar a acuerdos, no importa cuánto intentes dialogar con respeto, el diálogo terminará por convertirse en una desagradable discusión.
La comunicación entre las personas es muy importante, pero las personas olvidan lo que significa. Cuando le dices a alguien que realice una tarea, o le pides un objeto o le das una sugerencia o le cuentas algo y viceversa, te estás comunicando, claro, pero saber si te estás comunicando efectivamente depende de muchos factores. Volvemos al punto inicial, uno de esos factores es el receptor. Si el receptor muestra interés en lo que dices y la conversación fluye de manera natural y respetuosa, es entonces cuando se da una comunicación efectiva.
Las conversaciones más difíciles son en las que se intenta llegar a acuerdos, esencialmente, en una relación de pareja. Cuando se está teniendo una discusión respecto a algún tema es imprescindible que el diálogo fluya solo alrededor de ese tema. Es un error incluir temas pasados o temas que en nada se relacionan al tema del momento, y, menos, resaltar rencores que, quien acusa, no ha logrado sanar. Al ocurrir esto, uno de los dos debe detener la discusión y aclarar sobre qué se está hablando. En este caso se debe ser cuidadoso porque cuando le indicas a la otra persona que está cambiando el tema, esta puede tomarlo a mal, no obstante, es necesario detener la conversación y aclararlo. Mantener el respeto de ambos lados es muy difícil cuando esto ocurre, pero se puede lograr si el que está cambiando el tema lo acepta y evita que rencores pasados influyan. No se debe caer en el error de seguirle el juego al que cambió el tema, ya que la discusión podría intensificarse.
Otro factor negativo que suele ocurrir en una conversación de pareja es cuando, uno de los dos opta por lograr que se haga su voluntad o por imponer sus caprichos, es en ese momento donde la conversación comenzará a tornarse turbia porque quien quiere imponer, utilizará todos los recursos que tenga en sus manos para lograrlo. Uno de estos recursos lo es la expresión de ataques personalistas hacia la persona con la cual se esta dialogando, esto conduce a faltas de respeto que terminan por ofender, en ocasiones, a la persona que solo quiere tener un diálogo tranquilo. En este momento, la parte calmada debe optar por indicarle al personaje prepotente su falta. Si este personaje sigue con la misma actitud, la persona calmada debe optar por retirarse aunque no quiera hacerlo, ya que si se queda, ambos terminaran por ofenderse y provocarán heridas que tardarán en cicatrizar o, peor aún, la persona calmada terminará por ser el verdugo involuntariamente. ¿Cuántas veces te ha tocado pedir perdón cuando realmente las razón siempre la tuviste tú, pero te alteraste y terminaste siendo el malo/ la mala de la discusión.
Por tanto y más, es necesario llegar a acuerdos cuando ambos integrantes de la pareja estén tranquilos, para evitar problemas futuros en la relación. De esta forma, ambos tendrán la oportunidad de expresar lo que les molesta y sugerir ideas para evitar que actitudes negativas se sigan repitiendo. Los acuerdos son ideales, de esta forma, calmadamente, se plantean soluciones a situaciones venideras; de eso se trata tener una comunicación efectiva, al menos en este caso. Cuando alguno incumple con los acuerdos a los que se llegaron, surgirá una discusión; dependerá mucho de la gravedad del acuerdo incumplido si la otra parte entiende que puede perdonarlo y continuar. Recuerda que si perdonas es evitar a toda costa que ese tema salga a colación nuevamente.
Ahora bien, si alguno ha incumplido algún acuerdo, pero atenta con hacerlo y quiere imponer su voluntad, la solución para prevenirlo está en el diálogo con el fin de que comprenda que los acuerdos no deben violarse. En el caso de que la prepotencia pueda más que todo y dependiendo de la gravedad del asunto, tal vez sea mejor vengarte, tal vez sea mejor permitirle que haga lo que quiera, tal vez sea mejor terminar la relación o, tal vez, la mejor forma de hacerle bien es permitiéndole que se equivoque, que la persona sufra las consecuencias de sus acciones, que la persona aprenda de sus errores, como a cada uno nos ha tocado aprender.
La vida está hecha de situaciones en las que tus aptitudes para resolver problemas se ponen a prueba. ¿Cómo sabrás cuál reacción debes mostrar ante alguna situación? Realmente, es una pregunta retórica, no lo sabes, solo debes tomar de la mano las experiencias y partiendo de lo que te ha funcionado anteriormente y de lo que sabes te hubiera funcionado, entonces actuar. Aun así, ni siquiera sabrás si acertaste en cómo actuaste porque la realidad del caso es que eso dependerá del receptor. Si te topas con un receptor respetuoso, que haya tenido experiencias similares a las tuyas o que tenga mucho autocontrol de sus emociones, tendrás suerte, porque es muy probable que surja un diálogo respetuoso y la situación se solucione. Ahora bien, si te topas con una persona con poco autocontrol de sus emociones, prepotente y que sólo quiera discutir sin llegar a acuerdos, no importa cuánto intentes dialogar con respeto, el diálogo terminará por convertirse en una desagradable discusión.
La comunicación entre las personas es muy importante, pero las personas olvidan lo que significa. Cuando le dices a alguien que realice una tarea, o le pides un objeto o le das una sugerencia o le cuentas algo y viceversa, te estás comunicando, claro, pero saber si te estás comunicando efectivamente depende de muchos factores. Volvemos al punto inicial, uno de esos factores es el receptor. Si el receptor muestra interés en lo que dices y la conversación fluye de manera natural y respetuosa, es entonces cuando se da una comunicación efectiva.
Las conversaciones más difíciles son en las que se intenta llegar a acuerdos, esencialmente, en una relación de pareja. Cuando se está teniendo una discusión respecto a algún tema es imprescindible que el diálogo fluya solo alrededor de ese tema. Es un error incluir temas pasados o temas que en nada se relacionan al tema del momento, y, menos, resaltar rencores que, quien acusa, no ha logrado sanar. Al ocurrir esto, uno de los dos debe detener la discusión y aclarar sobre qué se está hablando. En este caso se debe ser cuidadoso porque cuando le indicas a la otra persona que está cambiando el tema, esta puede tomarlo a mal, no obstante, es necesario detener la conversación y aclararlo. Mantener el respeto de ambos lados es muy difícil cuando esto ocurre, pero se puede lograr si el que está cambiando el tema lo acepta y evita que rencores pasados influyan. No se debe caer en el error de seguirle el juego al que cambió el tema, ya que la discusión podría intensificarse.
Otro factor negativo que suele ocurrir en una conversación de pareja es cuando, uno de los dos opta por lograr que se haga su voluntad o por imponer sus caprichos, es en ese momento donde la conversación comenzará a tornarse turbia porque quien quiere imponer, utilizará todos los recursos que tenga en sus manos para lograrlo. Uno de estos recursos lo es la expresión de ataques personalistas hacia la persona con la cual se esta dialogando, esto conduce a faltas de respeto que terminan por ofender, en ocasiones, a la persona que solo quiere tener un diálogo tranquilo. En este momento, la parte calmada debe optar por indicarle al personaje prepotente su falta. Si este personaje sigue con la misma actitud, la persona calmada debe optar por retirarse aunque no quiera hacerlo, ya que si se queda, ambos terminaran por ofenderse y provocarán heridas que tardarán en cicatrizar o, peor aún, la persona calmada terminará por ser el verdugo involuntariamente. ¿Cuántas veces te ha tocado pedir perdón cuando realmente las razón siempre la tuviste tú, pero te alteraste y terminaste siendo el malo/ la mala de la discusión.
Por tanto y más, es necesario llegar a acuerdos cuando ambos integrantes de la pareja estén tranquilos, para evitar problemas futuros en la relación. De esta forma, ambos tendrán la oportunidad de expresar lo que les molesta y sugerir ideas para evitar que actitudes negativas se sigan repitiendo. Los acuerdos son ideales, de esta forma, calmadamente, se plantean soluciones a situaciones venideras; de eso se trata tener una comunicación efectiva, al menos en este caso. Cuando alguno incumple con los acuerdos a los que se llegaron, surgirá una discusión; dependerá mucho de la gravedad del acuerdo incumplido si la otra parte entiende que puede perdonarlo y continuar. Recuerda que si perdonas es evitar a toda costa que ese tema salga a colación nuevamente.
Ahora bien, si alguno ha incumplido algún acuerdo, pero atenta con hacerlo y quiere imponer su voluntad, la solución para prevenirlo está en el diálogo con el fin de que comprenda que los acuerdos no deben violarse. En el caso de que la prepotencia pueda más que todo y dependiendo de la gravedad del asunto, tal vez sea mejor vengarte, tal vez sea mejor permitirle que haga lo que quiera, tal vez sea mejor terminar la relación o, tal vez, la mejor forma de hacerle bien es permitiéndole que se equivoque, que la persona sufra las consecuencias de sus acciones, que la persona aprenda de sus errores, como a cada uno nos ha tocado aprender.
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Si utilizará algún fragmento de este texto para alguna tarea académica, favor de citar a la autora.
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