Lo siento, pero no puedo...

Por: Ana M. Díaz López

     Lo siento, pero nunca voy a poder ver las cosas desde tu perspectiva. Puedo intentar comprender una situación si me das una buena explicación, pero difícilmente la veré como tú. Existen muchas razones por las cuales no puedo ver  las situaciones de la manera que tú las ves o las sientes.

     No puedo verlas porque las callas y solo veo todo mal o todo bien.
     No puedo verlas porque siento que lo que realmente te duele, lo ocultas.
     No puedo verlas porque no sé cómo te duelen.
     No puedo verlas porque no sé cómo aprendiste a manejar tu dolor.
     No puedo verlas porque no sé cómo te educaron.
     No puedo verlas porque  no sé si tus creencias son similares a las mías.
     No puedo verlas porque no sé si eres más cerebro que corazón.
     No puedo verlas porque no sé si eres más corazón que cerebro.
     No puedo verlas porque no conozco tus experiencias de vida.
     No puedo verlas porque veo la vida desde mi perspectiva. 

     Todos los seres humanos pasamos por situaciones parecidas, sin embargo, la manera en que estas nos suceden y la manera cómo las manejamos, siempre dependerá de las experiencias que hayamos vivido hasta ese momento. Es por esto que, aunque tengamos las mejores intenciones de ayudar y aconsejar a alguien, se nos hace tan difícil lograrlo porque esas personas no son como nosotros. Se nos dice que debemos entender o comprender; eso es muy difícil. Me atrevería a afirmar que más que comprender o entender, lo único que hacemos es limitarnos a aceptar cómo alguien se siente ante alguna situación y basado en esa aceptación, apoyamos a esa persona.

     Alguna vez,  había mencionado que lidiar con otros seres humanos siempre será una tarea difícil. Es por esto que, en la medida que sea posible, hay que aceptar la manera en la que otras personas ven la vida. La aceptación nos llevará a tener cierta empatía y la empatía siempre será una buena compañía.

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