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Mostrando las entradas de 2016

Agradece…

Por: Ana M. Díaz López Constantemente, y con razón, agradecemos  por todo lo que la vida nos ha dado el privilegio de tener: familia, amistades, comida, trabajo, entre otras cosas; sin embargo, hoy, quiero reflexionar sobre algo más. Estoy consciente de que la mayoría de nosotros tenemos más de una tristeza albergada en el corazón y en la mente. Alguna situación de la que ni siquiera sabemos si tendrá solución. La mayoría de nosotros disimulamos estas situaciones y sonreímos, trabajamos como nos corresponde, participamos u organizamos actividades, porque hay que seguir, porque la vida no se detiene a causa de nuestra tristeza. De esta manera, vamos anestesiando un poco el dolor, vamos colocando barreras para que nadie se entere de lo que nos ocurre y así, olvidamos que, a lo mejor, alguien a nuestro alrededor estaría dispuesto a escucharnos, a comprendernos. Es por esto que valoro y agradezco a cada persona que ha intentado consolarme o aconsejarme, mientras, tal ve...

Si la mente se callara...

Por:   Ana M. Díaz López Silencio, silencio, no pienses, que tu lengua no suelte lo que piensas, tus corajes, tus verdades, tus miedos, tus sueños… A veces queremos que la mente se calle, pero ella no hace caso… No puede entender que, en ocasiones, requerimos silencio, sí, SILENCIO. Estás en silencio, pero no hay silencio, solo ruidos intensos del último coraje que pasaste, de aquel error que cometiste, de las palabras o acciones que profirieron contra ti, de tus deudas, de tus aciertos y desaciertos; en fin, de todo. ¿Por qué no paramos de pensar? Distracción, distracción, busca una distracción, eso ayuda; habla con alguien, eso ayuda; sal de tu cuarto, eso ayuda; sal de tu casa, eso ayuda; ve una película, eso ayuda… porque aunque hay días en los que pensar no nos afecta, hay días en los que la mente no se cansa de gritarte lo que no quieres oír.  ¡Ay, esos días! Si la mente se callara un rato, si no hablara, sería genial. No pensar por 10 minutos, e...

Bajo la misma luna...

Por: Ana M. Díaz López      Me encanta la luna, observarla, admirarla.  Me invita a reflexionar sobre todo lo que ocurre. Me hace recordar que todos vivimos en el mismo lugar, que somos diferentes, pero tuvimos que aprender a vivir en un mismo espacio, pisando el mismo suelo, cruzando las mismas calles, visitando las mismas tiendas, disfrutando de los mismos eventos, o en mesas contiguas en algún restaurante. Compartimos hasta las mismas enfermedades físicas y del alma.  Nos pasamos engullendo las mismas verdades y mentiras  de la gente, de la prensa y de las redes sociales, las analizamos basado en nuestros criterios, esos que, en medio de nuestra coartada libertad, fuimos desarrollando. Así, reflexiono con ella, la que ha sido testigo de todo.      Todo ocurre bajo el mismo cielo, bajo el mismo sol, bajo la misma luna, o sea, nos cubre el mismo techo y preferimos luchar para mantener en pie todo lo que nos separa. No aceptamos opini...

Celébralo, te lo mereces

Por: Ana M. Díaz López      No siempre encontrarás  quien te felicite por tu esfuerzo.   En ocasiones, tendrás que animarte, felicitarte o celebrar algún logro.  Hay días maravillosos en nuestras vidas en los que estamos totalmente conscientes de que hicimos algo muy bien y que merecemos ser reconocidos por ello. No siempre recibiremos una felicitación por una labor hecha mejor de lo usual o un “gracias” por colaborar en algo que, tal vez, no nos correspondía.    Lee algunos de los motivos por los cuales estoy segura de que tú, sí, tú, deberías ser reconocido/a:   -Estudiaste para un examen y fuiste la nota más alta de la clase.   -Terminaste una tarea en el trabajo antes del tiempo previsto.   -Ayudaste a una amiga/o en una crisis amorosa y tu intervención rindió frutos.   -Te quedaste hasta tarde en el trabajo para ayudar a alguien.    -Estudiaste con tu hijo/a  y un par de días después llegó d...

Lo siento, pero no puedo...

Por: Ana M. Díaz López      Lo siento, pero nunca voy a poder ver las cosas desde tu perspectiva. Puedo intentar comprender una situación si me das una buena explicación, pero difícilmente la veré como tú. Existen muchas razones por las cuales no puedo ver  las situaciones de la manera que tú las ves o las sientes.       No puedo verlas porque las callas y solo veo todo mal o todo bien.      No puedo verlas porque siento que lo que realmente te duele, lo ocultas.      No puedo verlas porque no sé cómo te duelen.      No puedo verlas porque no sé cómo aprendiste a manejar tu dolor.      No puedo verlas porque no sé cómo te educaron.      No puedo verlas porque  no sé si tus creencias son similares a las mías.      No puedo verlas porque no sé si eres más cerebro que corazón.      No puedo verlas porque no sé si eres más cor...

No le “pongas un sello”

Por: Ana M. Díaz López “Etiquetamos y encasillamos, metiendo  a la fuerza a los individuos e, incluso,  a las naciones, en pequeñas ranuras. ¡Nos obsesiona tanto relacionarnos con las personas en esas cajitas, que nunca llegamos a verlas como individuos  únicos de gran valor y destino!” Greg Anderson  Las 22 leyes del bienestar        No es justo que vayamos por la vida etiquetando, rotulando, poniéndoles un sello a las personas.  Ponerles sellos a las personas, se nos ha vuelto costumbre. Juzgar a otras personas, se nos ha vuelto un hábito. Les ponemos un sellito: al católico, al adventista, al pentecostal, al luterano, al ateo, a cualquier político o partido, al rico, al pobre, al gay,  al reguetonero , al rockero , a los que viven aquí o allá, en fin, puedo seguir y no sé si acabaría.  De acuerdo al lugar en dónde nacimos, nos van creando una imagen de las personas y del mundo que no necesariamente es la...

Sí, yo creo que es el celular…

  Por: Ana M. Díaz López                      Creo que esa pantallita iluminada llena de aplicaciones al alcance de un dedo, provoca que nos desconcentremos y no hallemos tiempo para otras cosas. Tenemos cosas que hacer y  la idea de que olvidamos ver alguna noticia (o titular), algún nuevo estado,  la respuesta a alguna de nuestras publicaciones o un nuevo mensaje de whatsapp , nos hace volver la mirada a ese aparatito que nos controla.  Se nos escapan las horas, la tecnología nos absorbe a tal nivel que cuando vemos el reloj, ya es muy tarde (o muy temprano en la madrugada). Todo es para después, repentinamente, nuestras prioridades cambiaron y no nos damos cuenta. Encontramos un juego nuevo, una nueva red social, en fin, luego resulta que el  tiempo no nos da.      Y es que, veo (o no veo), cómo a veces se nos escapan momentos importantes, porque ya no se puede compartir con algu...

Algunas personas son como huracanes

Por: Ana M. Díaz López       Se me ocurre que han existido personas en nuestras vidas que han sido como huracanes; en unas cuantas horas, se han llevado todo, hasta nuestra vida  si no la teníamos bien amarrada. Así son los huracanes,  arrasan con todo lo que  encuentran a su paso.  Cuando estos “huracanes” pasan, nos dejan un mar de escombros con los cuales debemos lidiar.      En más de una ocasión alguien a quien hemos amado (o amamos todavía), ha pasado como un huracán y nos ha dejado hechos un desastre. Hay personas que tuvieron tan poco corazón alguna vez para pasar como un huracán sobre nuestros sueños, nuestros espacios, hicieron que soltáramos los sentimientos que teníamos protegidos, porque nos convencieron de que los días serían soleados y que siempre serían así. Nos hicieron pensar que las lluvias eran normales, pero que el sol siempre saldría y así, bajamos la guardia y olvidamos protegernos.     ...

No siempre se puede arrancar la página

Por: Ana M. Díaz López      Si todo fuera tan fácil como arrancar una página y seguir, pero no es así. Nos pasan situaciones con las cuales tenemos que lidiar sin opción a huir: con miedo, con llanto, con coraje, con impotencia, con ganas de salir corriendo y tirarlo todo por la borda, pero ante algunos desagradables momentos, hay que dar cara, no es tan fácil como arrancar una página.      Acompañados a estos momentos, aparecen los mejores consejos y para todo el mundo es tan fácil decir: “Ay, olvídate de eso”;  pero no, NO PODEMOS, a veces, simplemente, no se puede, ¿sabes por qué?, porque son situaciones que tienen consecuencias  o porque nos provocan miedo o porque nos sentimos atados o porque suceden en nuestro trabajo o con familiares y no, no se puede; no podemos arrancar la página y seguir.       Como no se puede arrancar la página, nos toca enfrentar la situación. Es aquí donde descubrimos qué tan fuerte so...

Pesimismo... tristeza... no sé

Por: Ana M. Díaz López Hay momentos en la vida en los que, por más  positivos seamos, nos derrumbamos.  El pesimismo nos arropa y atraemos, como un imán, una avalancha de pensamientos negativos que terminan por romper las cadenas que nos protegen de la tristeza. Sucumbimos a esto y un nudo se nos teje en la garganta, en el pecho, en el alma… y lloramos. Describo estos instantes con lo único que puedo hacerlos visibles, con poesía. Pesimismo… tristeza… no sé Se nos escapan los minutos, los segundos… la vida. Los pensamientos nos consumen, nos drenan. Se nos vuelve el rostro a los vacíos que nos cubren los huesos y lloramos. Se nos escapan las horas en un tono melancólico… y pretendemos que las lágrimas resuelvan el asunto. Escondemos los ojos en la almohada y el llanto crece. Te calmas y vuelves y piensas y te hundes; y hundes a tu calma y piensas. Llorar de nada sirve. Pensar de nada sirve. Los problemas permanecen....

Siempre existen dos lados

Por: Ana M. Díaz López      No importa cuán delicada y frágil sea una situación, siempre existen dos lados, dos historias enteramente válidas y creíbles que explican una realidad. Existen dos versiones que el sentimiento y las lágrimas de las personas involucradas podrían contarte. Existen dos o más corazones lastimados por un evento que solo es visible a través del cristal con el cual elijamos mirar. La realidad es que cuando ocurre un desagradable suceso en el que dos o más personas salen lastimadas, casi siempre, ambas personas tienen parte de la culpa.      La falta de empatía, el orgullo y los juegos mentales que nos dicen que tenemos la razón, se convierten en la raíz de un problema que con una disculpa mutua podría resolverse. Todo esto se debe a que nadie quiere asumir la responsabilidad de su culpa ante una situación. Creemos que tenemos razón y preferimos ser víctimas (sí, víctimas, aunque no nos guste la palabra). ¿Sabes por qué? Porq...

Huir es muy cómodo

Por: Ana M. Díaz López “Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño;” Lope de Vega      ¿De qué queremos huir? Anhelamos huir de nuestras culpas, de nuestros errores, de las palabras que nos dijeron, las que dijimos y hasta de las que no dijimos. Queremos huir de todo lo que, según nuestra perspectiva, nos hace o nos hará daño: personas, situaciones inmanejables para nuestro trastocado corazón, espacios, sentimientos.  La ira y los miedos se nos atascan en la voz, en la mirada y huimos. No porque queramos huir, sino para no pensar, para dejar pasar el tiempo.  Huimos para engañarnos, para hacernos los fuertes, aunque no es fortaleza lo que se refleja… En ocasiones, no sabemos cómo enfrentar la realidad que nos arropa, queremos quitarnos la sábana y desaparecer.   Físicamente podemos huir de todo lo que queramos, sin embargo, eso no cambia lo que nuestra mente y nuestro corazón se en...

Lo que somos

Por: Ana M. Díaz López Somos  cada letra de nuestro nombre, y algo de ese apellido raro que algún desconocido ancestro  nos heredó. Somos un poco de nuestros padres y de lo que nos inculcaron. Somos un poco de la gente con quienes compartimos. Somos un poco de algún personaje de la farándula y un poco del locutor de radio, aquel al que pocos escuchan. Somos un poco nuestros miedos. Somos un poco lo que nos duele en el alma y un poco de lo que nos alegra el corazón. Somos un poco cobardes, un poco valientes, un poco humildes y un poco orgullosos. Somos un poco el vino que bebemos, nuestra comida favorita, la canción de algún salsero. Somos las melodías que escuchamos, en especial aquellas que nadie conoce. Somos un poco de misterio y un poco de la revelación incompleta de alguna fotografía. Somos esa indecisión cuando nos levantamos y esa última decisión del día cuando apagamos la luz… y el celular. Somos el llanto que se nos empoza en los ojos cuando algo no nos sale bie...

¿Aceptas los cambios o te resistes a ellos?

Por: Ana M. Díaz López      Vivimos en un mundo que está en constante cambio. Nuevas personas se insertan a nuestra vida familiar y laboral, amistades de nuestras amistades se suman a nuestros días o, por diferentes motivos, personas dejan de estar presentes en nuestras vidas. Sumado a esto, las mudanzas, los cambios sociales, económicos, políticos y hasta tecnológicos, han provocado que nuestra idea inicial del mundo haya cambiado por completo.       La capacidad  de aceptación y la manera en la que aceptamos ciertos cambios, varía de persona a persona. Para algunas personas es más fácil adaptarse a ellos, para otras, es motivo de una segura depresión. Desde pequeños, y aún de manera inconsciente, reconocemos que los cambios ocurren todo el tiempo en nuestra vida, dado esto, la pregunta sería: ¿Por qué se nos hace tan difícil adaptarnos a algunos cambios?                 ...

Todos tenemos un lado oscuro

Por: Ana M. Díaz López      Hay personas que sacan lo peor de nosotros. No importa cuán bueno o buena hayamos sido en nuestro paso por la vida, qué tanto intentemos  cuidar la manera en la que nos comunicamos, siempre tenemos la desdicha de toparnos con alguien quien se lleva la peor parte de nosotros.      Existen personas que por más que intentemos lidiar con ellas, por más que queramos hacerles el bien, terminan por enervarnos la sangre y hacernos explotar de manera tal que hasta nos sorprendemos de cuánto coraje puede llegar a alojarse en nuestro ser. Esto tiene mucho que ver con las expectativas. Involuntariamente, solemos crearnos unas expectativas cuando conocemos a ciertas personas, imaginamos cómo deberían ser o simplemente, la primera impresión ha sido lo suficientemente agradable para que nuestro cerebro creara dichas expectativas. Cuando la persona rompe con esa idea, pasamos por el siguiente proceso: incredulidad,  comproba...

Somos enanos emocionales

Por: Ana M. Díaz Lopez “No, no estás loca; estás enojada porque te gusta y no te  aguantás que sea enano. Sabes cuál es el gran  problema, es que estamos mal educados, somos unos hipócritas hijos de puta. Sí, sos hipócrita, mira cómo te ponéis. Decís no decís lo que sentís, pero lo sentís y queréis no sentís lo que sentís, pero lo sentís, es así”. Personaje de Corina, película argentina Corazón de León      Mis queridos lectores y lectoras, debo informarles que nuestro cerebro está profundamente desvirtuado porque está queriendo encontrar el amor en un sistema de datos irreal, repito, está queriendo encontrar el amor en un sistema de datos irreal.                      La belleza, tanto física como emocional, es relativa. Lo que para alguien es bello, para otra persona, no necesariamente lo es.  El concepto de belleza física, por ejemplo, que tenemos en nuestro cer...